El Efecto Mariposa-desde la perspectiva de la Psicología




“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el efecto mariposa. Pequeñas acciones capaces de generar grandes cambios, positivos o no. Esta idea sacada de la física y de la» idea del caos» también puede aplicarse al campo de la psicología.

Todos nosotros, de algún modo, estamos batiendo nuestras alas invisibles de forma constante imitando el efecto mariposa. Pensemos en ello durante un instante. A veces, un pequeño acto de bondad puntual puede propiciar un cambio formidable en otras personas. A su vez, una palabra dicha en el momento preciso a un compañero de trabajo, un amigo o un desconocido, puede también dar forma a un cambio de mentalidad que fluye hacia el progreso o a un avance en positivo.

«No puedes cambiar a alguien sin destruir lo que fue».

-Efecto mariposa-

Una famosa canción reza “La vida es como una barca un remo lo mueve mi mano y otro remo lo mueve el azar”. Esta idea se ajusta a la perfección a esta teoría enunciada en su momento por el físico y matemático James Yorke. Hay aspectos de nuestro comportamiento que aún quedando al azar, son capaces de trazar un antes y un después. De cambiarlo todo. De propiciar un determinado impacto en nuestro entorno del que no siempre somos plenamente conscientes…

Es un tema de profundo interés en el que vale la pena profundizar.

El efecto mariposa y la psicología
Los grandes cambios empiezan a veces con actos pequeños y casuales. En psicología es bien conocida esta relación y de ahí, que el efecto mariposa esté presente en muchas teorías y enfoques. Ahora bien, no solo asumimos este principio como clave para entender los procesos del cambio, también nos es increíblemente útil para desarrollar una competencia psicológica esencial: la adaptación a la incertidumbre y la flexibilidad mental.

Así, James Yorke, el catedrático de matemáticas antes citado y profesor de la Universidad de Maryland nos indica que sin la teoría del caos y el efecto mariposa el ser humano no hubiera sido capaz de adaptarse a cada desafío a lo largo de nuestra evolución. Debemos estar preparados para esos súbitos imprevistos y para el efecto que el azar tiene sobre nuestras vidas.
A veces, esas inesperadas alteraciones del destino son positivas y nos favorecen. Otras, como las propias crisis económicas y sociales nos obligan a disponer de valiosos recursos personales: resiliencia, creatividad, mentalidad de crecimiento, enfoque positivo, etc.
Por otro lado, John Gribbin, profesor de astrofísica de la Universidad de Sussex, escribió un libro muy interesante sobre el tema titulado «Deep Simplicity».En él nos explicaba quelas personas somos uno de los» sistemas» más sensibles de este mundo, y más durante un periodo muy concreto de nuestra vida: la infancia.

A veces, basta un hecho casual para que esa experiencia se quede para siempre en nuestra mente. Puede ser algo traumático, pero puede ser también ese hecho puntual y fascinante que en un momento dado nos da un propósito, una pasión de por vida…

Niño tocando una mariposa
¿Qué podemos hacer por nuestro efecto mariposa?
Sabemos ya que cualquier dinámica puntual puede provocar en los demás efectos positivos y negativos. Así, el efecto mariposa nos recuerda que a veces podemos ser como esa piedra que se lanza en un estanque y que empieza a generar ondas y más ondas en la superficie del agua.

Lo que hacemos, decimos o expresamos tiene un impacto directo en quienes nos rodean, y como consecuencia, también en nosotros mismos. Por tanto hay aspectos de nuestro comportamiento que deberíamos atender y cuidar. Solo así generaremos influencias positivas y un equilibrio armónico donde todos nos beneficiemos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PAPEL QUE JUEGA LA PSICOLOGÍA EN LA ENFERMEDAD LLAMADA CÁNCER.

5 BENEFICIOS DEL AJEDREZ EN LOS NIÑOS